A TRAVÉS DE LA ESCRITURA
Cómo todo comenzó
En abril del año pasado publiqué mi primer libro, una novela corta de suspenso: A través del hielo.
Apenas vio la luz, me encontraba con unas ganas enormes de contarle a alguien sobre mi proceso de escritura, pero no podía hacerlo hasta que alguien lo hubiera leído.
A casi dos años de su publicación oficial, y aprovechando la temporada Halloween-Día de muertos, quise aprovechar la oportunidad para realizar una cuenta regresiva hacia la promoción de una oferta especial para dicha historia y fechas.
Comencemos por el principio. ¿Siempre quise escribir un libro?
En realidad, escribir es algo que siempre me gustó, desde que aprendí a hacerlo. Recuerdo que de niña escribía mis pensamientos y creaba historias, algunas ilustradas, otras en formato de historieta y tantas más en formato de novela, que nunca crecieron más allá de unos capítulos de introducción. Aún así, ser escritora nunca fue algo que me pasara por la cabeza. Pensaba en crear historias y ya, sin necesidad de compartirlas, algo así como el dibujo y la pintura, que igualmente me han acompañado desde niña.
Entonces, ¿cuándo cambié de parecer?
Para no alargar la historia, confieso que eso de crear historias fue algo que paulatinamente fue creciendo en mi cabeza. Creo que parte de la razón fue el simple hecho de crecer, el que como niños grandes, adolescentes y posteriormente adultos, nos limiten las posibilidades de jugar, y físicamente ya no sea algo bien visto, que nos lleguen a limitar constantemente y en ocasiones incluso regañar. No así en nuestros pensamientos.
Alguna vez lo comenté con mis hermanas, y confesaron que ellas también lo hacían: jugar en la cabeza, en nuestra mente. Pero eso de crear historias donde uno vive distintas aventuras es una cosa, crear personajes que vivan todo tipo de situaciones es otra, y una cosa llevó a la otra como una poso lógico y natural, hasta llegar al punto de tener varias historias que crecía a la par de mí, algunas más que otras.
Llegó el punto en que comencé a sentir que eran tantas ideas que necesitaba sacarlas de mi cabeza, que me pedían casi a gritos que las dejara salir. Eso fue lo que me hizo tomar la decisión, dejarlas salir.
Curiosamente, teniendo tantas ideas creciendo durante años, la mayoría incompletas, fue la idea que tenía más reciente la que decidí tomar para el primer intento. Surgió en una de tantas ocasiones en las que salí a caminar en la noche. Me llegó a la mente la idea "y si un hombre cayera al agua tras romperse el hielo de un lago congelado, ¿lo podría sacar una mujer?" Lo visualicé, lo vi factible sabiendo cómo acomodarse (más vale maña que fuerza) e indagué sobre qué haría después la mujer. Lo intentaría ayudar, era una buena persona, no querría que él muriera congelado.
Pero, ¿qué clase de mujer llevaría a su casa a un extraño? ¿Qué le daría la confianza de acogerlo sin sentirse amenazada?
Y el resto es historia, historia que continuaré en las siguientes partes :)
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