miércoles, 30 de octubre de 2024

A través de la escritura - 2da parte

 Del monstruo de Frankestein a una novela corta

Elegí esa idea, de entre todas las que tenía en el momento, porque di con una convocatoria para cuento, y, a pesar de haber considerado esa idea originalmente para guion (medio o largometraje), dado que aún no la tenía tan desarrollada, sabía que podía concentrarme en la parte central y dejarlo como un relato breve.

Pero mi mente cinematográfica me llevó a agregar y agregar y agregar cosas, cosas que probablemente no eran necesarias para la idea central, que aportaban para que todo tuviera sentido, pero más que nada al autor.

Además, me percaté de que había un límite de palabras para participar en dicha convocatoria, y que me había excedido ya por mucho.

Decidí entonces quitar de aquí y de allá, editar ciertas oraciones, reducir contenido y...

Era un caos. Ya no se parecía en nada a la historia que quería contar; parecía una serie de parches de información de distintas historias.

Así pues, tomé la decisión de olvidarme de la convocatoria y regresar a mi idea original, manteniendo el formato narrativo, sin regresarme al guion.

Quité toda la información que había estado agregando en las últimas semanas, y ajusté y acomodé de nuevo las ideas más completas, sin limitar mi número de palabras.

Pero algo me inquietaba... las vocecitas de los otros personajes. Los personajes principales de la historia original eran Ellie y Rigel, pero al indagar más sobre de dónde venían y cómo habían llegado ahí, habían surgido unos cuantos más que aunque se mencionaran vagamente en la historia de los protagonistas, me resultaba difícil eliminar para siempre.

Fue entonces cuando tuve una nueva idea: dejar esas otras "historias" como cuentos también, pero mantenerlos a la vez como capítulos de una historia más extensa. El detalle está en que cada una de esas historias anexas, tenían a sus propios protagonistas y sus propias temporalidades; mientras una historia duraba apenas unas horas, otras duraban meses, y las historias se intersecaban en distintos momentos, lo cual me dificultaba darle un orden cronológico a la "novela" completa. Fue por ello que al final opté por un orden aparentemente aleatorio, donde el lector pudiera elegir qué leer primero, qué después.

En realidad intenté ir retomando a uno de los personajes de la historia anterior y en la siguiente conocer la respuesta a esa pregunta ¿cómo llegó ahí? conforme me parecía sería interesante para mí como lectora. Después de todo, en formato impreso siempre habrá un orden (por más que uno sugiera elegir el propio).

De este modo, hubo todavía trabajo en cada una de las historias, de manera individual, y verificando congruencia con el resto de las historias. El monstruo de Frankenstein en el que se había convertido el "relato corto" cobró nueva vida con el nuevo formato, sin tener que sacrificar las partes que ya habían sido trabajadas, en cambio, se afinaron con la belleza de no tener límite de formato ni extensión.

lunes, 28 de octubre de 2024

A través de la escritura - 1era parte

A TRAVÉS DE LA ESCRITURA

Cómo todo comenzó 

En abril del año pasado publiqué mi primer libro, una novela corta de suspenso: A través del hielo

Apenas vio la luz, me encontraba con unas ganas enormes de contarle a alguien sobre mi proceso de escritura, pero no podía hacerlo hasta que alguien lo hubiera leído.

A casi dos años de su publicación oficial, y aprovechando la temporada Halloween-Día de muertos, quise aprovechar la oportunidad para realizar una cuenta regresiva hacia la promoción de una oferta especial para dicha historia y fechas.

Comencemos por el principio. ¿Siempre quise escribir un libro?

En realidad, escribir es algo que siempre me gustó, desde que aprendí a hacerlo. Recuerdo que de niña escribía mis pensamientos y creaba historias, algunas ilustradas, otras en formato de historieta y tantas más en formato de novela, que nunca crecieron más allá de unos capítulos de introducción. Aún así, ser escritora nunca fue algo que me pasara por la cabeza. Pensaba en crear historias y ya, sin necesidad de compartirlas, algo así como el dibujo y la pintura, que igualmente me han acompañado desde niña.

Entonces, ¿cuándo cambié de parecer?

Para no alargar la historia, confieso que eso de crear historias fue algo que paulatinamente fue creciendo en mi cabeza. Creo que parte de la razón fue el simple hecho de crecer, el que como niños grandes, adolescentes y posteriormente adultos, nos limiten las posibilidades de jugar, y físicamente ya no sea algo bien visto, que nos lleguen a limitar constantemente y en ocasiones incluso regañar. No así en nuestros pensamientos.

Alguna vez lo comenté con mis hermanas, y confesaron que ellas también lo hacían: jugar en la cabeza, en nuestra mente. Pero eso de crear historias donde uno vive distintas aventuras es una cosa, crear personajes que vivan todo tipo de situaciones es otra, y una cosa llevó a la otra como una poso lógico y natural, hasta llegar al punto de tener varias historias que crecía a la par de mí, algunas más que otras.

Llegó el punto en que comencé a sentir que eran tantas ideas que necesitaba sacarlas de mi cabeza, que me pedían casi a gritos que las dejara salir. Eso fue lo que me hizo tomar la decisión, dejarlas salir.

Curiosamente, teniendo tantas ideas creciendo durante años, la mayoría incompletas, fue la idea que tenía más reciente la que decidí tomar para el primer intento. Surgió en una de tantas ocasiones en las que salí a caminar en la noche. Me llegó a la mente la idea "y si un hombre cayera al agua tras romperse el hielo de un lago congelado, ¿lo podría sacar una mujer?" Lo visualicé, lo vi  factible sabiendo cómo acomodarse (más vale maña que fuerza) e indagué sobre qué haría después la mujer. Lo intentaría ayudar, era una buena persona, no querría que él muriera congelado.

Pero, ¿qué clase de mujer llevaría a su casa a un extraño? ¿Qué le daría la confianza de acogerlo sin sentirse amenazada?

Y el resto es historia, historia que continuaré en las siguientes partes :)